LA TRIBU DE DANA
El viento sopla en las llanuras de la Bretaña armoricana
Echo un último vistazo a mi mujer, mi hijo y mis tierras
Akim, el hijo del herrero ha venido a buscarme,
Los druidas han decidido combatir en el valle.
Allí, donde todos nuestros antepasados, gigantes guerreros celtas,
Después de grandes batallas, se han impuesto como maestros,
Ahora es el momento de defender nuestra tierra contra un ejército de Simerios preparado para luchar
Toda la tribu se ha reunido alrededor de grandes menhires,
Para invocar a los dioses con el fin de que ellos puedan bendecirnos
Después de esta oración con mis hermanos,
Los jefes nos han dado a todos tragos de hidromiel, para el valor,
Para que no decaigamos, para ser siempre grandes y orgullosos, cuando estemos en la batalla, pues es la primera vez para mí que voy al combate y espero ser digno de la tribu de Dana
ESTRIBILLO
En el valle de Dana
En el valle, he podido oir los ecos
En el valle de Dana
En el valle de los cantos de guerra cerca de las tumbas,
Después de algunos encantamientos de druidas y de magia, toda la tribu,
Espada en mano, corría hacia el enemigo, la lucha era terrible y sólo veía las sombras, atravesando al enemigo, que volvía siempre en gran número
Mis hermanos caían uno tras otro ante mi mirada,
Bajo el peso de las armas que poseían todos estos bárbaros,
Lanzas, hachas y espadas en el jardín del Edén,
Que hacían correr la sangre en la hierba verde de la llanura
Como esos días de pena en los que el hombre se deja llevar al límite
del reino del mal y del odio, era necesario continuar este combate ya perdido,
Pero tal era el orgullo de toda la tribu, la lucha continuó así hasta el anochecer, de ferocidad extrema además de tenacidad, era necesario defender la tierra de nuestros antepasados enterrados allí y por todas las leyes de la tribu de Dana
En el fondo del valle se oía el sonido de un cuerno, de un jefe enemigo que llamaba a toda su horda, había comprendido que lucharían incluso en el infierno
Y que estas tierras pertenecían a las tribus de Dana.
Los guerreros partían de nuevo, yo no comprendía el camino que habían hecho para llegar hasta ahí, cuando miré a mi alrededor, yo era el único de la tribu que permanecía en pie, ésta era la razón. Mis dedos se separaron y soltaron mis armas, y por mis mejillas cayeron las lágrimas. Nunca comprendí por qué los dioses no me privaron de ese día negro que yo he contado.
El viento sopla siempre en la Bretaña armoricana y yo me he reunido con mi mujer,
mi hijo y mi tierra, y he reconstruido todo con mis manos para llegar allí, me he convertido en rey de la tribu de Dana.