Cuenta la leyenda que el héroe Heracles vino a la Iberia, con el objetivo de robar los bueyes de Gerión, gigante monstruoso que trató de poseer a la ninfa Pyrene. Pero ésta huyó y se escondió en una zona entre España y Francia. Gerión entonces incendió todo el lugar para encontrarla. Pyrene, a punto de abrasarse, gritó desesperada y lloró, y sus lágrimas crearon los ibones. Heracles la oyó y acudió en su auxilio. Cuando la encontró, la ninfa estaba ya moribunda y sólo tuvo tiempo de contar al héroe lo ocurrido.
Heracles, conmovido por el trágico final de Pyrene, levantó un mausoleo sobre su cuerpo muerto, amontonando todas las rocas y piedras que encontró, creando una gran cordillera que llamó Pirineos en recuerdo de Pyrene
Heracles, conmovido por el trágico final de Pyrene, levantó un mausoleo sobre su cuerpo muerto, amontonando todas las rocas y piedras que encontró, creando una gran cordillera que llamó Pirineos en recuerdo de Pyrene