ORPHEU

"Yo no soy yo ni soy el otro, soy algo intermedio”

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Lugar: MADRID,LEÓN,ALGARVE

martes, noviembre 07, 2006

ALEXANDER ALEKHINE (II)

El año siguiente se lo toma de descanso tras su agotadora preparación del match y solo se dedica a dar exhibiciones por Europa y América.
Después de esto gana varios torneos arrasando a sus rivales. Dos años más tarde rechazó el reto de Capablanca por el trono de campeón y aceptó el de Bogoljubow al que derrotó por 15'5-11'5 (a pesar de unos inicios bastante igualados: 8-7 en la 15ª partida). Esta decisión fue muy polémica porque el aspirante natural debía de ser Capablanca, muy superior a Efim Bogoljubow. Alekhine no aceptaría nunca los múltiples retos del cubano, algo que disgustó al público que ansiaba ver a estos dos colosos en lucha.
En 1934 volvió a poner su título en juego y volvió sorprender al público al rechazar a Aaron Nimzowitsch (y por supuesto a Capablanca) que se había ganado ese derecho con su juego espectacular. El rival escogido fue otra vez Bogoljubow al que dio facilidades económicas para que aceptase y como era de esperar le volvió a vencer fácilmente por 15'5-10'5, permitiéndose probar nuevas variantes teóricas en alguna de las partidas.
Alekhine perdió el título solo un año después a manos de Euwe, Alekhine cometió el mismo error que cometió Capablanca, se confió y despreció a su rival (declaró: "Euwe no conseguirá ganarme ni 3 partidas", incluso llegó dar sesiones de simultaneas en España antes del match (como el cubano). Además Alekhine tenía graves problemas con el alcohol en aquellos tiempos (minutos antes de una de las partidas de este match Alekhine fue encontrado tirado en la hierba de un prado completamente borracho, tuvo que ser reanimado y jugó la partida en esas condiciones). Tras un comienzo igualado Alekhine empezó a acusar sus problemas físicos y Euwe le consiguió superar en las últimas partidas por un total de 15'5-14'5 (+9 -8 =13) ante el delirio de los aficionados holandeses que siguieron el match con auténtico fervor.
Pero Alekhine nos tenía reservada una nueva demostración, con un alarde de fuerza de voluntad consiguió dejar el alcohol y el tabaco para preparar concienzudamente el nuevo match con Euwe al que derrotó por 15'5-9'5 (10 ganadas, 11 tablas y 4 derrotas) recuperando así la corona mundial del ajedrez en el año 1939. Increíblemente Euwe repitió el mismo error que sus predecesores despreciando a su rival, estando seguro de vencerle fácilmente. De hecho todo el mundo daba a Alekhine por acabado y se apostaba por el holandés, esta victoria fue una verdadera sorpresa y Alekhine escribió una bonita página en su historia.
A partir de aquí la vida de Alekhine estuvo llena de altibajos debido a sus ya mencionados problemas con el alcohol y esto evidentemente se vio reflejado en su juego, había épocas donde ganaba todo y vencía a sus oponentes con gran facilidad y otras donde encadenaba una derrota tras otra.