LA LEYENDA DEL TOPO
Sobre la puerta de San Juan, por el interior, cuelga un pellejo, a modo de quilla, que la tradición leonesa ha identificado siempre como un "topo maligno". Él minaba el subsuelo durante la noche, cuando los canteros dormían, convirtiendo en ruinas sus trabajos diarios. Logran, por fin, sorprenderlo en una trampa y darle muerte, dejando su cadáver aquí colgado, como testimonio de aquella proeza.
Si la leyenda resulta poco verosímil, la filosofía que encierra nos ha dado pie para tomarla como punto de partida y recordar algunos de los momentos más significativos del drama histórico que ha sufrido en su propia estructura esta catedral sin paredes", marcada siempre por el signo de la inseguridad.
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